En breve llegaremos a septiembre, la mayoría de los adultos habrá terminado sus vacaciones, y los niños tendrán que reincorporarse al colegio. Esto es algo que cuesta tanto a padres como a hijos. Pasamos de disfrutar del tiempo libre, de la libertad de no tener horarios estrictos marcados por la hora de tener que entrar a trabajar o al colegio, a que el despertador vuelva a sonar cada mañana. Pero siguiendo algunos consejos, la vuelta a la rutina se nos hará menos dura.
Todos, los adultos, pero especialmente los niños, necesitamos un periodo de adaptación. Los horarios en el verano son más flexibles, la hora de acostarse y de levantarse se modifica.
Es conveniente que unos días antes de empezar el colegio (lo ideal sería empezar a hacerlo la semana de antes), reajustemos los horarios a los que tendremos a lo largo del curso escolar. Vamos a acostar y a levantar a los niños a la hora establecida para ir al colegio (no esperar hasta el primer día de curso para comenzar los madrugones), y ajustemos también el horario de las comidas. Desayuno, comida y cena a la misma hora que en el comedor escolar, y además pondremos un tiempo límite para las mismas, al igual que ocurre a lo largo del curso.
Elijamos nuevos proyectos que nos motiven para realizar este curso escolar, como por ejemplo, comenzar una nueva actividad extraescolar, o retomar una que ya le gustaba al niño.
Escucha a tu hijo. Es muy habitual sentir un poco de miedo ante lo desconocido, como por ejemplo, en qué clase me va a tocar, qué profesor tendré, o si el curso será muy difícil. Es bueno que sienta que sus preocupaciones son importantes para ti, que le escuchas y que le apoyes, pero sin reforzarlas. Una vez que se ha desahogado, explícale que es normal estar un poco nervioso pero plantéale que él puede, que por supuesto que va a conseguir superar el curso, hacer muchos amigos y pasárselo muy bien, y que además entre todos haréis un plan para que le sea más fácil conseguirlo.
Empecemos el curso con buen pie. Desde el primer día, podemos llegar a un compromiso por parte de los niños en el que se comprometerán a adquirir unos buenos hábitos y autonomía en el estudio, por ejemplo: responsabilizarse de su mochila y que sean ellos quienes la dejen preparada por la noche. Este curso se acabó buscar la flauta o los deberes por la mañana.
Apuntar los deberes en la agenda. Debemos dejarles claro desde el inicio del curso, que esta es su responsabilidad, que ellos son los que tienen que saber qué hay que hacer o la materia a estudiar, y en caso de dudas, lo resolverán los propios niños llamando a un compañero de clase. Se acabó el chat de padres y madres donde se cuelgan los deberes. Cada niño será responsable en primera persona.
Llevar el material correspondiente. Si algo se les olvida, deben de ser ellos quienes lo resuelvan o los que asuman las consecuencias de su distracción.
Llevar los estudios al día, procurando repasar o hacer resúmenes y esquemas a diario, para evitar los agobios de última hora cuando no da tiempo a preparar los exámenes.
Leer todos los días un ratito. Desde el inicio del curso se puede establecer que se irán quince minutos o media hora antes a la cama para sacar ese tiempo de lectura.
En definitiva, vivamos el cambio como algo positivo, es verdad que estar de vacaciones es muy agradable, pero volver al trabajo y al colegio también puede serlo. Por eso, enfoquemos las cosas positivas: vas a ver a tus amigos, jugarás en el recreo, quedarás con ellos, puedes contarles todo lo que hiciste en vacaciones, vas a aprender cosas nuevas…
** Este material ha sido extraído de un artículo publicado por Silvia Álava.