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La respiración nasal o normal consiste en inspirar aire por la nariz sin esfuerzo produciéndose  el cierre simultáneo de la boca. Entre la lengua y el paladar se crea una presión negativa. La lengua se eleva y se apoya contra este. La nariz limpia y calienta el aire antes de conducirlo hacia las vías aéreas.

 

¿Por qué se puede producir la respiración bucal?

  • Por obstrucción funcional o anatómica. Presencia de adenoides hipertrófico (vegetaciones), tabique nasal desviado, inflamación de la mucosa por infecciones o alergia.
  • Por hábito. En muchas ocasiones, a pesar de haber sido eliminadas las obstrucciones anatómicas o funcionales, la persona sigue respirando oralmente por no haber eliminado el mal hábito o costumbre.

 

Consecuencias faciales, dentarias y del habla de la respiración bucal

La postura corporal y el modo de respirar son interdependientes. Para respirar necesitamos mantener una postura recta, fisiológica que guarde paralelismo entre varios sistemas de nuestro cuerpo y el suelo, en caso contrario habrá compensaciones en segmentos musculares-esqueléticos-articulares.

En el respirador bucal se observan las siguientes compensaciones:

  • Posición anterior de la cabeza, hombros hacia delante, lordosis lumbar.
  • Facies adenoides o síndrome de la cara larga (cara estrecha y larga, boca entreabierta, nariz pequeña y respingona, labio superior corto, labio inferior grueso, mejillas flácidas y ojeras).
  • Al tener la boca abierta continuamente para respirar, la lengua desciende, no creciendo el paladar, que se hace más alto –ojival-, y obstruye las fosas nasales. Estas se estrechan “por falta de uso” y producen rinitis, sinusitis.
  • Retrognatismo del maxilar inferior (mandíbula retrasada respecto al maxilar superior).
  • Labio superior corto e hipotónico.
  • Labio inferior hipertónico.
  • Maxilar superior estrecho.
  • Incompetencia labial (los labios no contactan, no produciéndose el sellado labial).
  • Incisivos inferiores apiñados.
  • Lengua en posición atípica.
  • Olfato alterado, disminución del apetito y de la función gustativa (la lengua inmóvil altera el gusto de los alimentos porque las papilas gustativas están llenas de saliva).
  • Mala oxigenación cerebral.
  • Habla imprecisa, exceso de salivación, sigmatismo lateral o anterior (articulación errónea del fonema /s/). La alimentación es la antesala del habla, si el patrón deglutorio no madura, la articulación de los fonemas se verá afectada.
  • Frecuentes disfonías (respirar adecuadamente aumenta la agilidad y elasticidad de las cuerdas vocales, de los órganos de la articulación y de las cavidades de resonancia).
  • Deglución atípica (forma de tragar en la que la lengua no se posiciona adecuadamente) y masticación ineficaz.

Es necesario diagnosticar y tratar la respiración tempranamente para prevenir, valorar, diagnosticar y corregir las disfunciones que pueden interferir en la producción del habla así como en las estructuras del sistema orofacial  y el funcionamiento del sistema estomatognático (conjunto de órganos y tejidos que nos permiten respirar, succionar, masticar, deglutir, comer, hablar, pronunciar, sonreír, besar).

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