Rescatamos unas palabras del libro “El infinito en un junco” de Irene Vallejo donde se señala a Antifonte, orador, filósofo y matemático griego, como un posible precursor de la psicoterapia. Estamos hablando del siglo V a. C. Transcribimos el texto de la autora y os recomendamos la lectura de este libro (que habla sobre la historia de los libros) aprovechando que se acercan las vacaciones y con ellas el tiempo de poder dedicarnos un poquito más a leer con calma, disfrutando de cada palabra, de cada idea, de cada paisaje, de cada personaje… En fin, esperamos que os animéis a leer este en concreto y ojalá os parezca igual de interesante que a nosotras.
“ … el ejercicio de la profesión de Antifonte le había enseñado que los discursos, si son efectivos, pueden actuar poderosamente sobre el estado de ánimo de la gente, conmoviendo, alegrando, apasionando, sosegando. Entonces tuvo una idea novedosa: inventó un método para evitar el dolor y la aflicción comparable a la terapia médica de los enfermos. Abrió un local en la ciudad de Corinto y colocó un rótulo anunciando que podía consolar a los tristes con discursos adecuados. Cuando acudía algún cliente lo escuchaba con profunda atención hasta comprender la desgracia que lo afligía. Luego se lo “borraba del espíritu” con conferencias consoladoras. Usaba el fármaco de la palabra persuasiva para curar la angustia y, según nos dicen los autores antiguos, llegó a hacerse famoso por sus razonamientos sedantes… Antifonte fue el primero que tuvo la intuición de que sanar, gracias a las palabras, podía convertirse en un oficio. También comprendió que la terapia debía ser un diálogo exploratorio. La experiencia le enseñó que conviene hacer hablar al que sufre sobre los motivos de su pena, porque buscando las palabras a veces se encuentra el remedio.”