Con la llegada del verano, muchas familias se plantean cómo organizar las vacaciones con los más pequeños de la casa. Esta situación se complica en el caso de quienes tienen algún hijo con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).
El TDAH es un trastorno de carácter neurobiológico originado en la infancia que implica un patrón de déficit de atención, hiperactividad y/o impulsividad. Señalado como uno de los principales motivos de consulta en la mayoría de centros de neurología infantil de nuestro país y de toda Europa, afecta a una serie de áreas del cerebro que son responsables de los mecanismos de control de la atención, el movimiento y los impulsos.
Con motivo del Día Internacional del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, Manuel Antonio Fernández, neurólogo y autor del libro «El TDAH y los trastornos del neurodesarrollo», proporciona cinco claves para que los niños que lo padecen y sus padres pasen un mejor verano durante estos meses de vacaciones.
1. Más vale planificar que improvisar.
¿Quieres organizar el tiempo de forma que todo el mundo pase unas vacaciones felices? Según cuenta el especialista, hay una serie de cuestiones que debes considerar para evitar los problemas de última hora.
Lo primero es tener en cuenta su opinión para planificar el periodo vacacional, tanto en lugar como en contenido. Los niños con TDAH necesitan estímulos de alta intensidad y frecuencia para sentirse bien, así que es importante que estos meses sin colegio contengan estos dos ingredientes en mayor o en menor medida.
«Como el TDAH les dificulta controlar bien el tiempo, no dejes periodos largos del día sin actividades concretas para realizar», explica Fernández. Incluir momentos dedicados a sus pasatiempos favoritos hará que los más pequeños disfruten al máximo de estos meses.
Los campamentos de verano para niños con TDAH son otra magnífica alternativa a tener en cuenta.
2. Rutinas flexibles, claves para el éxito.
Si a muchas personas les cuesta adaptarte a los cambios de horario y rutina en verano, a los niños con este trastorno también. Por eso es fundamental mantener algunos hábitos estables para que los menores no pasen todas las vacaciones con la sensación de «estar descolocados».
Sienta unas pautas estables todos los días desde por la mañana hasta por la noche y organiza las actividades diarias en función de las necesidades varias del menor. La clave es intercalar momentos de descanso, juego, actividades y responsabilidad.
«Establece un rango de horas concreto para salir de la cama. Puede haber cambios o imprevistos pero que la base esté bien definida», aconseja el especialista. «Haz lo mismo con la hora de dormir para que el horario sea más o menos similar cada día».
No olvides que las personas nos encontramos a gusto con las rutinas estables porque nos favorecen la relajación mental. Aunque al principio las rechace, al final te agradecerá que las tengas.
3. Disfruta de los juegos más recomendables.
Cada padre conoce los nombres de los diferentes juegos que vuelven loco a su hijo y por los que siempre busca acabar las tareas con sorprendente rapidez para escaparse a echar «solo un par de partidas».
En la mayoría de los casos son juegos electrónicos en los que participan varios amigos y cuyas partidas se desarrollan en línea. «Aunque esta no es la peor de las opciones, es importante que tengas claro que los videojuegos, tienen un elevado potencial adictivo para los niños con TDAH», advierte el neurólogo pediátrico. Hay jóvenes con este trastorno que nunca quieren dejar la consola, el móvil ni la tablet y a veces no salen de casa para nada porque solo quieren pasar el día jugando.
En estos casos, recomienda apagar la consola por completo durante el verano y dedicar el tiempo a fortalecer la relación con los más pequeños de la casa.
4. Gestionar bien el tiempo en familia.
Es importante compartir periodos de tiempo para con los menores y hacer cosas que diviertan a las dos partes. «Lo que tu hijo recordará en el futuro sobre ti, es cómo te comportas con él y las experiencias que ha vivido contigo», señala.
Aprovecha para recompensarle cuando haga las cosas bien igual que al revés, cuando las hace mal. Eso sí, evita usar recompensas que tengan un valor económico. Aunque les gusten a corto plazo, no tienen utilidad a la larga. Además, no hay límite. Siempre acaban queriendo más y le pierden rápido el aprecio.
Tu hijo no te recordará por los regalos que le has hecho. Lo material se olvida, se deprecia con el tiempo. El amor y el cariño a los hijos, solo genera beneficios.
5. Apuesta por sistemas de recompensas.
Este punto está muy relacionado con el anterior. Un niño con TDAH siente la necesidad de recibir estímulos positivos constantes para tener sensación de felicidad.
Su cerebro tiene problemas para regular los niveles de dopamina, una de las sustancias más importante en nuestro cerebro para sentir placer. Esto hace que con frecuencia se sientan insatisfechos por las cosas que los demás valoran. Necesitan estímulos mayores que el resto para sentir lo mismo, de forma que suelen percibirse como desmotivados.
Esto les hace buscar recompensas rápidas que les ayuden a sentirse bien. Algo que se convierte en pan para hoy y hambre para mañana porque éstas suele ser poco duraderas. En cambio, las que requieren esfuerzo, son más beneficiosas.
Fuente: www.abc.es/familia/padres-hijos/abci-podras-disfrutar-verano-si-hijos-tienen-tdah-201907130200_noticia.html